La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) advierte que la degradación de las tierras puede tener efectos devastadores e irreversibles para la población y el medio ambiente.
En un comunicado, señaló lo anterior durante el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se conmemora este domingo, y advirtió que la degradación de la tierra provoca aumento en los fenómenos migratorios y desplazamiento forzado interno, lo que incrementaría los índices de pobreza y repercutiría en la estabilidad económica y el desarrollo sostenible, que están estrechamente vinculados con el goce y disfrute de diversos derechos humanos.
La CNDH se unió a los objetivos de Naciones Unidas bajo el lema «La Tierra es valiosa. Invierte en ella», al rechazar el uso insostenible de ésta, y llamó a la población a cambiar los hábitos de consumo no sostenibles.
Instó a las autoridades para que, en el ámbito de sus respectivas competencias, promuevan políticas públicas en materia de gestión forestal sostenible, conservación y protección de los suelos, donde se incentive al sector agrícola y ganadero a realizar prácticas sostenibles de producción.
La CNDH demanda atención urgente de autoridades federales, estatales y municipales y de la sociedad en su conjunto para impulsar políticas del uso racional del agua, la siembra de árboles y la generacion de conciencia para que se prevengan los cambios climáticos como consecuencia de sequías y desertificación.
Destaca la importancia de incentivar en los sectores agrícola y ganadero la realización de prácticas sostenibles de producción, para aprovechar de manera adecuada el alto potencial de recursos con que cuenta nuestro país y promover la participación e involucramiento de la población en su desarrollo y ejecución.
Refirió que estimaciones de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) indican que 63.02 por ciento de la superficie del país está afectada por la desertificación y allí viven 63 millones de personas
Indicó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que la degradación se refleja en la disminución de la capacidad del ecosistema para producir bienes y servicios ambientales.
Agregó que es el resultado de una compleja interacción de factores naturales y socioeconómicos como el tipo de suelo, el relieve, la vegetación y el clima, así como la densidad poblacional, la tenencia de la tierra, las políticas ambientales y los usos y gestión del suelo.
«Estimaciones del estudio para la determinación de la Línea Base Nacional de Degradación de Tierras y Desertificación, realizado en 2013 por la Comisión Nacional Forestal, 63.02 por ciento de la superficie nacional está afectada por la desertificación, en mayor o menor medida. En dicha área habitan 63 millones de personas, lo que indica que el problema asociado a la disminución o pérdida de la capacidad productiva de las tierras del país es grave”, destaco.
Apuntó que debido a lo anterior, resulta imperativo establecer planes y acciones encaminadas a revertir este proceso y detalla que habitantes de 17 de las 20 ciudades más pobladas del país están viviendo en zonas afectadas por procesos de degradación de tierras, sequía y desertificación.
La Conafor señala la obligación de las autoridades para adoptar marcos programáticos e institucionales para garantizar la gestión forestal sostenible, la restauración y conservación de los suelos, que den protección efectiva a biodiversidad y recursos naturales, con perspectiva de derechos humanos, como ejes para el desarrollo del país y del bienestar social. (Notimex)